La ruta de la milpa

17 · 04 · 2024

En Santa Anta Tlacotenco, Milpa Alta, inicias el día cortando pencas de nopal para el desayuno.

En la fresca mañana de Santa Ana Tlacotenco, en Milpa Alta, el día comienza cortando pencas de nopal para el desayuno. Bajo la experta guía del chef Jorge Córcega y su esposa Magali Alvarado —quienes han dedicado más de una década a promover esta alcaldía como un destino turístico y gastronómico a través de La ruta de la milpa— descubres que los nopales más jóvenes se pueden comer con espinas (ya que son sumamente tiernas) y aprendes que más del 50 por ciento del territorio de la alcaldía está dedicado a la agricultura. Te encuentras en uno de los puntos habitados más altos de la ciudad, inmerso en el silencio distintivo del campo y frente a un paisaje donde la CDMX se revela en toda su hermosura rural. Disfrútalo.

Este valle fértil, sembrado de nopaleras, amaranto, agave pulquero y milpas a los pies del cerro de San Miguel, en la frontera con Morelos, es fundamental para entender la biodiversidad y el tejido social que sostienen a la ciudad. El desayuno campirano es tu primer acercamiento, así que involúcrate: limpia los nopales, ásalos en el comal a la leña y taquéalos con salsa, queso panela y aguacate. Conserva el apetito, porque esta experiencia busca celebrar y compartir los sabores locales y aún falta más.
A continuación, Jorge te lleva a la casa de Laurencia Melo, una cocinera local, quien te enseña a hacer tortillas al estilo tradicional milpaltense. La técnica, conocida como “a manita”, utiliza un molde circular para dar forma a la masa, en un proceso que recuerda a la serigrafía. Después de degustar tortillas preparadas con maíces autóctonos de la comunidad, la próxima parada es San Jerónimo Miacatlán, un poco más abajo, donde te sumerges en la tradición tamalera de la región. Los tamales de aquí son únicos: pequeños, planos, con masa mezclada con frijol o aromatizados con anís. ¡Cuidado, son adictivos!

El broche de oro del recorrido es una visita a San Pedro Atocpan, el pueblo famoso por su mole almendrado. Descubre los secretos de esta delicadeza en la fábrica artesanal y familiar Moles Don Luis y, después, ¡a la mesa! Te espera un festín: nopales, tamales, tortillas hechas “a manita”, mole almendrado con pollo, arroz rojo y ajonjolí.

Aunque quizá termines satisfecho, esto fue solo una probadita de los sabores y las historias de sustentabilidad y comunidad que Milpa Alta tiene por contar y que nos motivan a estrechar lazos con la tierra y su generoso fruto. Regresarás pronto.